Lluvias, Inundaciones y sequías: Ignorancia o Imprevision?

DSC00832Las inundaciones se producen por una caída excesiva de lluvia en un plazo corto y en una zona
amplia que no puede retenerla ni menos evacuarla por los cauces existentes; las pocas obras
de limpieza de arroyos y ríos, las obras mal hechas y permitidas por mucho tiempo,
contribuyen y favorecen las inundaciones. Construcciones realizadas en lugares con cotas por
debajo de la mayor inundación, también son problemáticas. Esta verdad empírica está avalado
por numerosos documentos y hechos como:
a) La publicación de Florentino Ameghino de 1884.
b) La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa señaló que en algunas zonas el
agua caída alcanzó los 600 milímetros acumulados en la primera quincena de agosto. EXALTACIÓN DE LA
CRUZ, CAMPANA Y ZARATE: 294, 310, 300 mm, respectivamente. GENERAL VIAMONTE: en los últimos 60
días van más de 500 mm. PERGAMINO: llovió unos 200 mm. LAPRIDA con un acumulado de entre 400 y
600 mm en lo que va de este año. GRAL BELGRANO: el total del año es de 817 mm. BRAGADO: la lluvia
caída en esta zona fue de 100 milímetros. SALTO registrado hasta ahora 300 mm. PILA: la lluvia caída en lo
que va del mes de agosto, es de 238 mm. DOLORES: han llovido de promedio un total de alrededor de 300
milímetros entre todas las lluvias del mes de agosto (en alrededor de una semana). LEZAMA: las lluvias ya
superan los 300 mm. MONTE: van 226 mm en agosto. ROQUE PEREZ: agua caída 348 mm. ARRECIFES: la
lluvia caída 215 mm. CHACABUCO: desde el jueves 6/8 a la mañana del 10/8. Sumando la lluvia del 31/7:
260 mm. Total acumulado en el año: 772 mm. SAN ANTONIO DE ARECO: 341,5 mm. El total acumulado en
lo transcurrido del año: 1010 mm. CASTELLI: en los últimos 10 días 290 mm. LAS FLORES: en promedio 300
mm. CARMEN DE ARECO: la lluvia caída ha sido de aproximadamente 300 mm. BENITO JUAREZ: lluvia
caída de 110 mm. CNEL BRANDSEN: la lluvia caída en lo que va del mes de agosto, oscila entre los 130 a
200 mm en distintas zonas. ROJAS entre 250 y 300 mm. GENERAL GUIDO: llovió alrededor de 360 mm. 9
DE JULIO: promedio del partido 83 mm. SAN CAYETANO: llovieron 80 mm.
c) Un repaso de algunos episodios similares de graves inundaciones son las siguientes: en diciembre de
1890, el desborde del arroyo Cañada en Córdoba dejó 200 muertos y miles de heridos y damnificados. La
crecida del río Uruguay en abril de 1959 dejó un saldo de 13 muertos y miles de evacuados. En marzo de
1983 la inundación de Victoria, Entre Ríos con miles de evacuados y un millón de hectáreas anegadas En
Formosa, en mayo de1983, el río Paraguay alcanzó una marca de 10,73 (70.000 evacuados). Buenos Aires
mayo de 1985: cayó 300 mm en menos de 24 horas (600.000 afectados, 15 muertos). En San Carlos Minas,
Córdoba en enero de 1992 el desborde del arroyo Noquinet dejó un saldo de 45 muertos. En Pergamino,
provincia de Buenos Aires, el 7 de abril de 1995 una lluvia intensa durante 3 horas produjo la muerte de 3
personas y 13.000 evacuados. Santa Fe abril de 2003: el Salado desbordó y en pocas horas inundó a más
de la mitad de la ciudad (60.000 evacuados y 130 muertos). En Buenos Aires en abril de 2013 cayeron 160
milímetros, murieron 8 personas y hubo 1000 evacuados. En el mismo año en La Plata miles de
damnificados y una centena de muertos.
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El listado precedente es tan sólo algunos ejemplos de lugares con altas precipitaciones. Esto
trajo como consecuencia anegamientos y “corridas” de agua con erosión hídrica. Caminos
intransitables y condiciones desfavorables para mover insumos, la producción y aislamiento
forzado con inundaciones de cascos urbanos con muchos evacuados, auto evacuados, cortes
de energía eléctrica, rutas y daños de diversa consideración.
Hoy y en este contexto, la primera reacción de las autoridades fue echar culpas y no asumir
responsabilidades. Así se incrimino al campo por: 1) la “siembra directa” (opción luego
rectificada), y b) por canales ilegales. Luego, también se imputó el daño a los barrios cerrados,
pero nada se achacó a las construcciones asentadas sobre los causes de aguas.
Como devolución se informa de millones de pesos invertidos pero no se explicitan las obras
realizadas y las que faltan realizar; no se habla del plan de obras de hidráulica, zanjeo y
contención y de políticas sociales para asistir a las ciudadanos afectados. La solidaridad –bien
ejercida– es atenerse a la solución de los problemas antes que se presenten y en eso los
gobiernos y el Estado ausentes son deficitarios. Es así como no se explica porque se
autorizaron construcciones, tanto las obrantes a las veras de los causes de agua obstruyendo
los caminos de sirga como las de los barrios cerrados, si el Estado hubiese controlado eso los
primeros no existirían y los segundos se hubiesen desarrollado en un contexto general que
hubiese derivados las aguas excedentarias a zonas donde no generaran problemas, además los
canales clandestinos no existirían o tendrían una derivación similar a la señalada
precedentemente para los barrios cerrados, por consiguiente aquí HAY UN SOLO
RESPONSABLE, EL ESTADO AUSENTE.
Gral. Guido, agosto 2015
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Independientemente de ello Abel Mejía, experto internacional en gestión de recursos hídricos
del Banco Mundial. Señala que “La Argentina debe aprender a convivir con las inundaciones y
adquirir capacidades para enfrentarlas” […] “El 80% de la población argentina y más del 80% de la
producción del país están en la planicie de inundación del Paraná y los que no están ahí, están en otras
ciudades que también sufren de inundaciones urbanas y rurales […] Esto es cada vez más importante
por el cambio climático, hay un clima que está cambiando, que es más incierto, con fenómenos mucho
más intensos, y esto tiene muchas más consecuencias en este país […]
Están afectadas por inundaciones cerca de 8 millones de hectáreas de la provincia. Y ese es un problema
que cada vez será peor. Todos los pronósticos de cambio climático indican que la pampa húmeda será
más húmeda aun. Habrá más agua de la que había antes, son zonas muy planas y la capacidad de
evacuación por los cauces naturales es limitada. Las soluciones que se tienen que dar no tienen que ver
solo con hacer conductos y dragar. Eso no resuelve a largo plazo. Hay que aprender a convivir con el
problema. Se necesita entender mejor la relación entre el agua y el suelo. Manejar el agua es manejar
el suelo. Aquí hay técnicas muy modernas que permiten monitorear en tiempo real las manchas de
inundaciones, las profundidades de las inundaciones, que permiten informar a la gente la probabilidad
de permeancia. Sería bueno tener un sistema de alerta, de pronóstico y de seguros, que haya
compensaciones en caso de pérdidas para los afectados. Se debe profundizar mucho en un mejor
conocimiento del ordenamiento hidráulico y del suelo”.
A su vez, en 1884 Florentino Ameghino planteó el tema de las Secas y las Inundaciones en la
Pampa, y entre sus conclusiones más importantes señalaba: “Cubrir la llanura bonaerense de
represas, estanques y lagunas artificiales combinadas con canales y plantaciones de arboledas en gran
escala sería indudablemente una obra más colosal que la proyectada de desagüe simple e ilimitado, pero
de resultados benéficos que permitirían un enorme desarrollo de la ganadería y la agricultura que no
estarían ya expuestas a los azares de las inundaciones y las secas, y aumentarían de un modo
extraordinario el valor de las tierras en beneficio de cada uno y de la comunidad; mientras que el
proyecto de desagüe simple e ilimitado no tan sólo no reportaría tales ventajas sino que por razones que
acabo de manifestar, creo daría resultados desastrosos”.
Proponía poner “techo” al campo para retener en origen la lluvia caída y complementar las
acciones de defensa y conducción que puede realizar el hombre para corregir los efectos que
provoca periódicamente la naturaleza.
“La cubierta vegetal en la forma de plantas vivas, desechos vegetales, o residuos de plantas hacen
buenos tejados, pues sirven como absorbentes del choque al recoger las gotas, rompiéndolas y
facilitando su penetración en el suelo como agua clara. Es decir que estas cubiertas roban a las gotas de
lluvia su fuerza, le quitan su aguijón, por decirlo así, y las hacen inofensivas.
Las medidas para controlar el chapoteo de la lluvia están, pues, dirigidas a construir un tejado sobre el
campo. Y para ser fructíferas, tales medidas deben proporcionar a todo el campo un tejado que no esté
lleno de agujeros, es decir, continuo y que esté allí todo el tiempo.
Un buen tejado de cubierta vegetal controla completamente el chapoteo de la lluvia y ayuda también a
evitar el daño de los escurrimientos superficiales. Tal tejado hace esto por lo menos de cuatro modos
principales. Primero, la cubierta vegetal aumenta la cantidad de agua absorbida por el suelo y, al mismo
tiempo, merma la cantidad de agua para el escurrimiento. Segundo, la cubierta vegetal protege el agua
existente en la superficie contra las gotas de lluvia que se precipitan, evitando así que éstas golpeen el
agua y la mantengan en agitación. Tercero, la cubierta vegetal disminuye la velocidad de la corriente de
agua sobre la superficie. Cuarto, la cubierta vegetal tiende a mantener extendida la corriente de agua
superficial y le impide converger para formar canales. Asimismo, tal cubierta protege el fondo y los lados
de los canales contra la corriente de agua. (El Suelo, J.H. Stallings)
En este sentido la Siembra directa es un sistema de producción caracterizado –entre otros–
por labranza mínima (no remoción del suelo), mantenimiento del suelo con cubierta vegetal
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(restos de cosecha) incorporación de nutrientes limitantes y empleo de herbicidas selectivos
para favorecer el desarrollo de los cultivos.
“En comparación con suelos en labranzas convencionales, los planteos productivos bajo el Sistema de
Siembra Directa, presentan mayor infiltración. Esto significa que en períodos de precipitaciones tienen
mayor capacidad de captar el agua de lluvias y almacenarla, para el uso posterior por los cultivos.
Ante situaciones de altas precipitaciones, el suelo actúa como un “silo de agua”, el cual, una vez
completo (lleno), no tiene posibilidad de infiltrar (absorber) más agua, dado que su sistema poroso se
encuentra saturado por el líquido elemento.
Frente a períodos de altas precipitaciones, y una vez recargados los perfiles de suelo, todo exceso
hídrico indefectiblemente tiene que evacuarse por otras vías, esto es, el escurrimiento superficial
(siguiendo un gradiente gravitacional), por evaporación directa a la atmósfera o por percolación a zonas
más profundas a las exploradas por los vegetales”.
La no remoción del suelo en planteos de siembra directa, conduce a una menor oxidación de la materia
orgánica y a una mayor estabilidad de los agregados del suelo, disminuyendo la susceptibilidad de la
capa superficial del suelo al efecto disruptivo del impacto de las gotas de lluvia y la formación de costras
o “sellado”.
La no remoción del suelo contribuye también a la conservación de la bioporosidad del suelo: los canales
de lombrices y raíces resultan continuos, más estables y menos tortuosos que los macro poros creados
por las labranzas y resultan más efectivos para el ingreso de agua al perfil.
El resultado de todos estos efectos se ve reflejado en la preservación de la estructura del suelo, menor
encostramiento superficial, mayor infiltración, menores escurrimientos y menores pérdidas de suelo en
sistemas de siembra directa”. (AAPRESID)
No es la única forma de atacar el problema. Con la agricultura tradicional –en un primer
momento– en la parte alta de las cuencas, el terreno arado puede absorber más rápido, pero
si la lluvia es intensa y copiosa, el suelo se satura rápidamente y el agua al comenzar a correr,
se lleva la mejor porción del suelo que es el primer horizonte. Los problemas y las
circunstancias no tienen igual características en todas partes ni es igual ante distintas formas
de llover, ni es igual, según cada caso. No hay generalidades aplicables. Cada lugar es distinto.
El desarrollo de una política macroeconómica que desprecia al campo y que limita su
producción vía la imposición de derechos de exportación, cierre de exportaciones bajo la
justificación pueril de defender el consumo interno, cuando él se defiende mejor mediante el
impulso de la producción, tal como hasta ahora hicieron Paraguay y Uruguay que además nos
arrebataron los mercados cárnicos. Esta acción maquiavélica del Estado Nacional impulsó la
práctica continua del cultivo de la soja y ha traído inconvenientes en cuanto al desarrollo de
malezas resistentes y en algunos casos compactación del suelo, además, la producción de ese
monocultivo (“el yuyo”) por ser el único rentable con mercado abierto y no competitivo
internamente y de menor inversión en su evolución, determinó la falta de prácticas de
rotación de cultivos, ciclos de agricultura-ganadería o mixtos donde y cuando es posible, y el
abandono de algunos conceptos agronómicos que se deben tener en cuenta en el tiempo
contribuyeron a un manejo del suelo que hoy se presenta con algunas limitantes que habrá
que corregir.
En 1987, el CADIA publicó un libro “Inundaciones y manejo de cuencas”, donde la
problemática comentada fue abordada por distintos profesionales, que también generaron
propuesta de soluciones para la remediación. Participaron en ese libro los colegas Ing. Agr.
Salvador Melita (SDB), Walter Kugler, José F. Barbagallo, Jorge S. Molina, Eduardo E. Rodríguez
y Pedro Fuentes Godo. Los Ings. Eduardo Budd y Mario Gradowczyk y el Dr. Guillermo A.
Giaroli. En su presentación Molina expresa… El principal problema es posiblemente el que los
gobiernos nacionales y provinciales se decidan de una vez a consultar a los que saben, en lugar
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de acudir a improvisados y a soluciones de último minuto, muy costosas y muy poco eficientes
[…] El desconocimiento de las gentes de las ciudades con respecto a los problemas que afectan
al campo es poco menos que completo. Pero poco a poco va entendiendo que las inundaciones
ya no son cosas que afectan únicamente a los hombres de campo, sino que perjudican ya en
forma considerable a las ciudades […]
Existen verdades de Perogrullo. “Cada vez hay menos gente en el campo y más gente en las
ciudades, ese es un fenómeno universal. Las decisiones políticas lógicamente están en función
de la cantidad de ciudadanos que vivan en el campo y que vivan en las ciudades. Frente a esta
realidad que es muy dinámica y que no se puede alterar, frente a algo que se viene abajo, hay
que apuntalarlo. Frente a un incendio hay que apagarlo […] (Kugler).
Con los hechos mencionados ut supra, que se mantendrán en el tiempo si el Estado no se decide a
actuar, sería bueno que empezáramos a cambiar. Educar, investigar, propiciar la conservación del
suelo y agua, desarrollo de la infraestructura básica, concientización ciudadana, ordenamiento de
cuencas…
Todo esto es necesario, porque la zona no inundada hoy lo será mañana, habida cuenta que el cambio
climático intensificará y profundizará estos eventos, y que el desarrollo de las áreas urbanas expulsará
mañana más agua que hoy, es decir, que a nuestro juicio el combate contra las inundaciones es
permanente y debe encararse a partir del concurso de autoridades de cuenca (oficiales y particulares)
que planifiquen la infraestructura básica de la misma y que generen sistemas de alerta temprana,
para ello se entiende, dado que estas planificaciones y ejecuciones comprenden a más de un período
de gobierno que en los meses que faltan para las elecciones definitivas, tanto los candidatos a
Presidente como Gobernadores acuerden y celebren un documento por el cual se comprometan a:
a) Afectar al planeamiento y ejecución de las obras hídricas en no menos de un 10% del
presupuesto de su jurisdicción.
b) A ejecutar, en tiempo y forma los presupuestos asignados.
c) A generar, en todo el territorio Nacional, las autoridades de cuenca necesarias para
una correcta evaluación de las mismas y desarrollar las obras definidas.
d) Generar un organismo de prevención y alerta temprana para adecuar los movimientos
de la población y desarrollar las acciones de emergencia necesarias para paliar los
posibles inconvenientes del fenómeno que se avecina, y
e) Permitir el accionar de las unidades de la Fuerzas Armadas en la seguridad de las zonas
afectadas, como así también la evacuación de los ciudadanos afectados. Esta acción
que no se observó en la última inundación, no se sabe por qué razón no se concretó.