Argentina: Uno de los momentos más graves del sector lácteo

DSC09700“La situación hace que tengamos mucho miedo por lo que pueda suceder dentro de la industria. Se ha pasado momentos muy difíciles, pero creo que este es uno de los más graves, estamos en un gran cuello de botella”. Pedro Fernández, titular de la seccional Villa María de ATILRA, el gremio de los trabajadores lácteos, se muestra intranquilo y no lo oculta. “Estamos con una incertidumbre total y quienes estamos en la conducción del gremio nos sentimos muy preocupados”, remarca.

Casi en sintonía, en los últimos días, dos empresas conocidas presentaron el rostro menos deseado para los trabajadores. “Santa Clara”, ex Nestlé, está en peligro de cierre según los propios dirigentes del Sindicato de la Alimentación (STIA) y podría dejar a 75 trabajadores en la calle. A este panorama debe sumarse los retiros voluntarios que encubren despidos arbitrarios, según los gremialistas que se mantienen en alerta. “Lácteos Pozo del Molle” fue tomada por sus empleados y representantes de ATILRA, porque luego de abonar los salarios de mayo, retornaron centenares de cheques sin fondos destinados al pago de productores. La firma posee una planta en Pozo del Molle, con 35 trabajadores, otra en Tío Pujio, con ocho, y un depósito en Buenos Aires, con siete. En las oficinas de Villa María se desempeñan tres administrativos. Por ahora, permanece cerrada, pero hay tratativas para reactivarla, con o sin el acompañamiento de sus propietarios, Julio Irastorza y el contador Pablo Mattoni.

Más allá de que los trabajadores pertenezcan a diferentes sindicatos, ambas constituyen una postal lamentable de un paisaje indeseado. “No son dos casos aislados. Existe una situación bastante compleja”, reitera Fernández. La seccional que dirige cuenta con 1.700 afiliados, distribuidos en 72 establecimientos, 51 de los cuales son Pymes, ubicados en los Departamentos San Martín y Tercero Arriba.

¿Cuál es la situación real en “Lácteos Pozo del Molle”?

“De un día para el otro rebotaron entre 300 y 400 cheques a los productores y no se entregó más leche, por lo que los trabajadores tomaron las plantas. Ya vivimos este problema con ‘Quevimar’, con los mismos dueños, pero en un plazo más largo: en términos de tres años se fue cayendo la empresa hasta que cerró a mediados de los noventa. Pero esto fue en el término de tres días. La situación es bastante complicada y comprometida, se le pidió auxilio a la Subsecretaría de Lechería y se está esperando una ayuda del gobierno con determinadas condiciones para que el crédito pueda ser devuelto por la empresa. Si no se llegara a poner en funcionamiento, se evalúa la posibilidad de formar una cooperativa con ayuda del estado para que no se pierdan los 54 puestos de trabajo. Los productores manifestaron voluntad de entregar leche, si se garantizan los pagos. La patronal, hasta que no se tomó la fábrica, no ofreció respuestas. Hubo una audiencia en el Ministerio de Trabajo en Las Varillas, la empresa dice que piensa seguir, pero no tiene un plan B, no dice cómo. Eso genera inquietud”.

¿Son dos casos aislados o forman parte de una problemática más generalizada?

“No, hay una situación bastante compleja. Los precios internacionales de la leche en polvo y el suero están por el piso. Esto hace que el 25% de esa producción no se vaya a exportar porque no es rentable con el precio actual. Si esa producción queda en el mercado interno, nosotros tendremos una situación muy difícil de acá a fin de año. Si esa leche se va a incluir en el sector quesero, los precios van a caer y la cadena en general, salvo la comercialización que maneja los precios, va a estar en una situación compleja y los trabajadores con un panorama difícil. Se avizora una situación muy dura”.

¿En qué situación se encuentran las plantas lácteas de la región?

“Hay una realidad en el sector lácteo: para estar adentro, hay que conocerlo bien, hay que hacer proyecciones tomando en cuenta que hay oscilaciones. Cuando hay momentos buenos hay que hacer las bases para los momentos de crisis. Si la crisis es corta, las empresas bien paradas salen bien. El que no está bien es el que improvisa. Pero en nuestra zona, salvo casos muy puntuales, la mayoría se ha preocupado por renovarse, tecnificarse y mejorar la situación. Hay dos o tres que viven al día, no hacen nada para mejorar la situación; son fábricas muy chicas, con producción en negro, que se han acostumbrado a cambiar de firma y tener juicios. Las cooperativas están funcionando porque tienen un gran aporte del estado nacional. Nos parece bien, pero debe haber un control para que ese crecimiento sea ordenado y no se invierta plata en vano”.

Se habla mucho de que al sector llegan especuladores financieros para hacer plata fácil y luego se van si las cosas salen mal.

Eso sucede cuando vienen empresarios de afuera. Jodido es cuando agarran alguna empresa débil o cayéndose para invertir. Pero vienen, trabajan un tiempito, dejan a los productores sin el pago de la materia prima y luego se retiran. Esa experiencia la hemos tenido en La Playosa: cuando les dieron la mitad de un crédito se fueron y dejaron a todo el mundo en la calle. Eran empresarios de Buenos Aires y causaron mucho daño. En Los Zorros pasó algo similar. Pero el empresario de la zona no especula, ha trabajado bien y crecido con sus empresas. Los piratas son los que vienen de afuera”.

¿El caso de “Lácteos Pozo del Molle” se inscribe en esta situación?

Tenemos muchas dudas porque son las mismas caras visibles que había en la empresa Quevimar. Nuestro temor es que en tres días se haya producido un cierre tan rotundo. Puede ser una situación no esperada o preparada por los empresarios, nunca lo vamos a saber”.

Germán Giacchero | El regional

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