Axel Kicillof rechazó la investigación periodística sobre el tráfico de permisos de exportación de trigo y maíz, los llamado ROE Verde. Por la misma, llegó a ser denunciado ante la Justicia Federal, al igual que Augusto Costa, secretario de Comercio Interior; Ider Peretti, presidente de la Confederación General Económica (CGE) y otras personas. «Yo las llamo ‘denuncias penales Clarín’. Es otra mentira de esta gente», agregó Kicillof.
Ambos funcionarios fueron acusados porque de ellos depende la Unidad de Coordinación y Evaluación (Ucesci), el área que reemplazó a la ex-Oficina Nacional de Control de Control Comercial Agropecuario (Oncca) y distribuye los ROE. El sistema fue implementado por Guillermo Moreno cuando era titular de Comercio (después «becado» como agregado comercial de la embajada de la Argentina en Italia).
Cerca del 25% de los ROE entregados este año por la Ucesci a operadores privados fueron para «empresas dudosas» elegidas por la Cámara de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), impulsada por Moreno y Peretti en el 2012.
Las ventas argentinas de cereales, oleaginosas y subproductos, por los embarques certificados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), se expandieron un 75% en el primer cuatrimestre del año en relación con idéntico período anterior. Pasaron de 10,6 millones de toneladas entre enero y abril del 2014 a 18,6 millones en el mismo lapso de este 2015.
Las operaciones con trigo, por su parte, aumentaron el 112% interanual en el primer cuatrimestre, de 942.362 toneladas entre enero y abril del 2014 a 1.999.001 en idéntico tramo de este 2015. Con precios FOB promedio 32% inferiores a los de un año atrás, en uno y otro lapso sumaron 457,7 millones de dólares y 318,5 millones, respectivamente.
Según el Senasa, las vedas a los ingresos de manzanas, peras y membrillos a Brasil y la devaluación del rublo ruso causaron las caídas de las ventas externas de frutas frescas del 26% interanual en el primer cuatrimestre del año. Entonces se exportaron 287.069 toneladas, contra 388.399 del primero del 2014, y disminuyeron los envíos interanuales de manzanas un 61% al Brasil y un 34% a Rusia. Entidades vinculadas con la fruticultura de Río Negro y Neuquén documentaron las pérdidas de rentabilidad y de competitividad por los precios de las exportaciones y los costos de producción, empaque, industrialización y conservación. Hasta se habló de un «colapso económico-financiero» ante la imposibilidad de cosechar las frutas, por lo que la actividad recaería en «situaciones de crisis no muy lejanas en el tiempo, con su secuela de concursos, quiebras y desempleo», que afectarían a una parte de las 60.000 personas ocupadas (temporarias y permanentes).
La Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) comunicó que el sector exporta a 185 mercados un 40% de su producción por un valor de 27.000 millones de dólares, o sea alrededor del 33% del total del país. Sin embargo, las ventas de las economías regionales volverían a caer este año, también según la Copal. En el 2014 incluyeron, entre otros productos, la uva de Cuyo, las aceitunas del noroeste (NOA), el té del noreste (NEA), las peras y las manzanas del Comahue, la industria pesquera de la Patagonia y el aceite de soja de la región central, que cayeron a 12.156,1 millones de dólares, un 6,3%.
En San Juan, quedaron sin cosechar de 20 millones a 30 millones de kilogramos de uvas, por los costos, los aranceles, los fletes y las retenciones. Desde allí exportar un kilo de uva costó un 30% más que hacerlo desde Chile.
Productores del Litoral dejaron de cosechar naranjas, por lo que en el sur de Entre Ríos y Corrientes se calcularon 20.000 familias en riesgo. Insistieron en que era preciso «bajar la carga fiscal, sacar las retenciones, aliviar los costos laborales y que los mismos fueran absorbidos por el gobierno para que hubiera más trabajo». La difícil situación retrasó, asimismo, la zafra azucarera en Tucumán.