La sustentabilidad agrícola verificada madura hacia un atributo relevante de todo producto agrícola, en todos los mercados del mundo. Es un fenómeno a escala planetaria que está sucediendo hoy. ¿Cuáles son los desafíos y las soluciones?
Hace ya varios años que la sostenibilidad en la producción agrícola, la preservación de la biodiversidad y del impacto positivo en el cambio de uso de los suelos, por necesidad de garantizar suelos libres de deforestación, son un imperativo en un mercado que se viene regulando velozmente. En buena hora, este enfoque se instaló en el centro del debate productivo, transformando la manera en que se cultiva y se utilizan los recursos naturales y madurando en más de una docena de regulaciones y normativas pan-continentales para los commodities entre los principales mercados del mundo.
A partir de 2026, la Unión Europea implementará el Reglamento de la UE sobre la Deforestación (EUDR), que prohibirá la importación de productos como soja, madera, ganado, café, cacao, caucho, palma, y los subproductos derivados de cada uno de ellos, que no cumplan con criterios estrictos de sostenibilidad y trazabilidad, especialmente productos libres de deforestación.
“Mantenerse competitivo en el marco de este paradigma mundial de mayor regulación implica estar al día con las exigencias de los mercados, no solo frente a los entes reguladores, sino también frente a los consumidores que cada vez exigen más información sobre los orígenes de los productos y eligen con un criterio mucho más consciente en torno al impacto ambiental. Ellos también quieren y pueden ser parte del cambio. Tan importante como trabajar en la transición agrícola ambientalmente positiva a campo, es demostrarlo”, comenta Marcos Botta, Co-Founder y CIO & COO (Chief Innovation and Operating Officer) de ucrop.it.
El 70% de la cosecha de productos agrícolas de Argentina se exporta; además, de ser el principal exportador de soja y sus derivados del mundo. La Unión Europea es el destino más significativo de harina de soja, así como el grano para la producción de biodiesel, uno de los mercados más impactados por las nuevas regulaciones, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
La adopción de estándares como 2BSvs y EPA para biocombustibles, que buscan la conservación, preservación de la biodiversidad y la medición de carbono, es sólo uno de los múltiples desafíos que enfrenta el mercado de commodities. “No hay que verlo como un límite, es una oportunidad para potenciar la producción local responsable. Pero esto solo es posible si se incorpora la tecnología de punta en el agro para demostrar las buenas prácticas agrícolas de nuestros productores. Hoy, es una necesidad estratégica”, añade Marcos Botta.
Cuando se logra vincular cada lote con sus orígenes sustentables con información transparente que demuestre la identidad de los productos agrícolas, todos esos esfuerzos se convierten en rentabilidad y rendimiento para la producción. En este sentido, fortalecer el vínculo entre productores y empresas que comercializan o añaden valor agregado, con la trazabilidad como puente, es indispensable.
Es crucial para los productores entender la trazabilidad de sus productos en línea con las nuevas normativas y regulaciones que dictan los mercados respecto al cuidado ambiental; exigencias que incluyen documentación precisa sobre cada etapa del ciclo de producción agrícola y de la cadena de suministro en sistemas que verifiquen la transparencia y sostenibilidad de dichas operaciones.
En Argentina tenemos tecnología de vanguardia para aplicar soluciones con Inteligencia Artificial y Blockchain que facilitan, agilizan y hacen más rentable la adopción del registro de los procesos de los cultivos como también los cambios en el uso de los suelos. Además, hacen posible ofrecer a las empresas esa información para hacerla llegar al consumidor a partir de un código QR en el envase del producto final con consistencia y permiso del productor agrícola.
Estas métricas abarcan aspectos como la riqueza de especies, la salud de los hábitats, la conectividad ecológica y la funcionalidad de los ecosistemas, combinando datos biológicos con información socioeconómica para ofrecer una visión más completa. Ser parte de esta transformación es vital para seguir siendo competitivos en el mundo con una producción que tenga valor agregado desde la identidad de origen, la trazabilidad y la transparencia son el camino a seguir.